sábado, 14 de mayo de 2011

The Owl. Parte II.

''Incluso tendrías que darme las gracias por no haber derramado ni una sola gota de sangre... Aún.'', las palabras de esa nota de Mark se clavaron en la mente de Marie Jane como si se las hubieran escrito con alguna clase de metal ardiendo, como marcándolo dejando un rostro imborrable. ¿Qué tenía pensado hacer con ella? Algo estaba claro, iba a morir en cuanto cumpliera los 39 años, y para eso quedaban menos de 24 horas.

Marie no pudo dormir esa noche, como había previsto que ocurriría. Pensó en la nota toda la noche:

-Sin duda no es una nota típica de una venganza, no habían instrucciones a seguir, ni un precio a pagar aparte de la muerte, pero ese es un precio que se paga en cualquier asesinato... Eso no puede ser todo, tiene que haber algo más, algo más...

Entonces sonó el timbre. Era un cartero que traía un pequeño paquete para Marie, se lo entregó y pidió a Marie una firma, una vez firmado se marchó por donde había venido sin dejar de dar los buenos días antes, por supuesto. El paquete contenía un osito de peluche y otra nota con la misma caligrafía y con la misma cinta roja de la anterior.

''Vaya... Tu pasado te persigue, al parecer. ¿Qué sentías al ver que todos tus mayores miedos se hacían realidad? Algún día comprenderás todo esto...''

El osito de la caja era un oso de peluche que el padre de Marie Jane le había regalado antes de morir, cuando ella apenas tenía unos 10 años. Desde entonces se convirtió en su mayor confidente. Siempre que se sentía mal abrazaba a su oso, lo empapaba en lágrimas, le explicaba lo que le pasaba y cuando se sentía más relajada trataba de sonreír, al fin y al cabo, para ella, hablar con ese osito era como hablar con su padre, fué el regalo que le dio antes de morir, antes de que el mayor de sus miedos se volviera realidad...

Marie Jane no pudo evitar abrazarlo y empezar a llorar mientras se lanzaba sobre su cama, tenía tantas cosas que decirle, llevaba tantos años sin verlo... Al parecer, según Mark, tenía una explicación y algún día Marie llegaría a comprenderla... Rápidamente se secó las lágrimas y se vistió para ir a hacer una visita al inspector Powell.

En escasos treinta minutos llegó a comisaría, esta vez quién le esperaba en recepción no era la agente del día anterior si no un agente con cara de pocos amigos.

-Perdone, ¿Podría decirle al inspector Powell que Marie le quiere ver, por favor? -Sintió un profundo dejá vù pronunciando esas palabras-
-Claro, sin problemas. -Le contestó el agente con una gran sonrisa... Al parecer Marie se había equivocado por completo, ya dicen que las apariencias engañan...-

En apenas medio minuto el inspector Powell se presentó delante de Marie y sin mediar palabra la agarró de el brazo y la llevó a su despacho.

-Tengo algo muy importante que contarte, han encontrado algo nuevo relacionado con los casos de los cuatro asesinatos.
-Algo... ¿Nuevo?  No entiendo a que se refiere... Tranquilícese y explíquese, por favor.
-Al parecer encontraron una nota en casa de una de las fallecidas... ¿Y sabes qué ponía en el reverso? Ponía, en una caligrafía pésima y sucia ''Para Marie Jane''.
-¡¿C-Cómo?! ¡¿Para mí?! -Preguntó Marie con un gesto de incredulidad en sus palabras.-
-Sí... Aunque al parecer no es nada relevante sobre los asesinatos... Pero te la daré, si es para tí quizá tenga algún significado. Hágamelo saber si le encuentra alguno, y ahora debo de irme, tengo una reunión urgente de última hora, pásese esta tarde si tiene algo que decirme.

El inspector se fué sin mediar más palabra. Marie Jane leyó la nota mientras le temblaban las manos: ''Si quieres encontrarme tendrás que revivir tu pasado. Volver donde todo esto empezó, donde tu cielo prendió en llamas dejando un gran infierno cubierto en llamas.'' Marie Jane pensó que se refería a su antigua casa, en la cual murió su padre. Salió rápidamente de la comisaría, llegó a su casa, cogió una copia de las llaves de su antigua casa y se dispuso a revivir su pasado como decía Mark. Llegó a su casa sudando, ya que había ido a toda velocidad hacia su antigua casa, ese infierno que prometió que nunca más pisaría.

Buscó la siguiente nota con ímpetu por toda la casa, pero no encontraba nada, absolutamente nada. De repente se le encendió esa bombillita que dice la gente que se les enciende cuando tienen una idea o se dan cuenta de algo importante, en la nota ponía ''Volver donde todo empezó''... Donde todo empezó... ¡En la habitación de su padre, por supuesto! Allí es donde murió entregándole el osito de peluche al que tanto aprecio tenía.

Rápidamente se dirigió allí, en cuanto puso un pié dentro de la habitación se derrumbó, cayendo sobre sus rodillas en el suelo y empezando a llorar recordando como sus peores miedos se convertían en realidad poco a poco, ella se había prometido que nunca más recordaría eso, y sin embargo... Haciendo un gran esfuerzo se levantó del suelo, con el semblante entristecido por los fatales recuerdos y se dispuso a leer la siguiente nota de Mark, aún con el rostro empapado en lágrimas. ''¿Qué sientes cuando tienes tu pasado tan presente? ¿Qué sientes cuando recuerdas ese día? No... No me lo digas... Mejor me lo explicas esta noche en el lugar donde contabas todos tus problemas a tu osito de peluche... Donde contabas tus problemas a tu difunto padre.''

Marie Jane decidió no decirle nada al inspector Powell, ya que no era nada relevante para la investigación y era algo que difícilmente podría llegar a comprender. Salió de su vieja casa aún temblando un poco por el terrible shock que tuvo al recordar todo eso, al recordar como las llamas la prendían en fuego haciendo que formase parte de ese terrible infierno...

Finalmente, volvió a su casa, estaba bastante cansada de tanto correr y su llantina le dió dolor de cabeza y sueño, se lanzó sobre la cama, abrazó su peluche y quedó profundamente dormida sin darse cuenta. Cuando abrió los ojos eran casi las once y media de la noche, rápidamente se levantó, se cepilló el pelo, cogió al peluche y se marchó al sitio que Mark había mencionado.

Llegó al bosque que había tras su antiguo colegio a las doce menos veinte de la noche, se dirigió a un cerezo en el cual ella se sentaba para hablar con su padre y reflexionar sobre sus ''problemas de cualquier adolescente'', el hecho de que lo hiciera en ese cerezo y no en cualquier otro es que sus ramas creaban una forma que se asemejaba a la de un corazón, en cuanto llegó a su destino cayó al suelo, abrazó el peluche y se puso a llorar de nuevo, sin poder evitarlo. Entonces, levantó la vista debido a que un extraño brillo le había deslumbrado entre tanta oscuridad. Era el colgante de Mark, el cual estaba por fin ahí, de pié delante de Marie con una bella sonrisa en la cara y le tendió la mano a Marie para que se pusiera en pié de nuevo.

-Cuantos años sin vernos... Casi ni pareces tú, estás mucho más bella.
-Vaya... Gracias, sinceramente no es la primera vez que me lo dicen en poco tiempo...
-Dejémonos de halagos y saludos, es evidente que lo que quieres es una explicación, ¿Me equivoco?
-Para nada...
-Bien, antes déjame preguntarte retóricamente... ¿Qué sentiste al revivir tu pasado? ¿Qué sentiste al revivir tanto dolor? ¿Qué sentirías si ese dolor estuviese presente en tu vida día a día, sin poder evitar recordarlo, sin poder sonreír, sin poder aguantar más de dos días bien moralmente? ¿Qué harías? Sé lo que la muerte de un padre significa... Ya sabes que yo era huérfano, mis padres murieron en un accidente de tráfico... En el cual yo estaba presente. Iba en el mismo coche que mis padres, solo que yo no tuve tanta suerte como mis padres, porque, ¿Qué sentido tiene la vida si pierdes a la persona que más quieres? Mejor dicho... ¿Qué sentido tiene la vida si pierdes a las personas que más quieres? Nunca podrás tener constancia de lo que es que tus padres mueran cuando tu tienes apenas tres años, no entiendes nada, simplemente ves a tus padres inmóviles en esa máquina motorizada que les condució a la muerte... El único recuerdo que me queda de ellos es este colgante que no me he quitado desde ese día. El día de mi décimotercer cumpleaños me adoptó una familia adinerada la cual me matriculó en vuestro instituto, confiaba en que esta vez fuese diferente, en que tuviera alguien con quien relacionarme, con quien hablar, alguien que con una simple sonrisa consiguiera hacer que olvidara ese miedo que tenía tan presente en mi vida... Entonces, apareciste tú, parecías una chica bastante agradable, siempre con ese curioso oso de peluche detrás... Pero rápidamente me encontré con lo contrario. Nunca conseguí llevarme bien con nadie, no estaba acostumbrado a esos ambientes, en el horfanato todo el mundo era humilde, todos teníamos sueños irrompibles, todos confiábamos en salir y encontrarnos con algo mejor... ¿Y qué me encontré yo? Un mundo lleno de egoísmo e hipocresía, una sociedad superficial y materialista, niños crueles que se metían conmigo a todas horas, me llamaban estúpido, inútil, me restregaban la muerte de mis padres por la cara... Entre ellas estabas tú, esa chica tan dulce que parecía tan agradable... Esa chica tan especial para mí... Yo robé tu peluche el día de tu décimocuarto cumpleaños para poder recordarte el dolor que yo sentí veinticinco años después. ¿Cómo te sientes? ¿Por qué te obligaste a olvidar tu pasado? ¿Por qué te obligaste a olvidar tu vida? Yo te he arrebatado el pasado y te lo he devuelto a la vez, maté a tus amigas y reviví a tu padre... Yo... No sabía como decírtelo... Quería salvarte de esas cuatro crueles niñas... Pero nunca tuve oportunidad, siempre fui un niño infeliz... Porque lo peor que te puede pasar es que tus preocupaciones y tus sueños compartan el mismo nombre... Pero los sueños de un crío son dificiles de romper, ¿Sabes? Prometí ser fuerte hasta que todo esto terminara... Y ahora todo va a terminar...

Mark le entregó la última nota con la última cinta roja, en ella ponía en una letra elegante y cuidada ''Te amo, y siempre te amaré, aunque mi alma se desprenda de este cuerpo y vaya a la nada donde no tendrá ningún sentimiento, mi alma seguirá viva por ti.'' Las campanas de la vieja iglesia que había en el bosque anunciaban las doce de la noche. Marie sintió como unas afiladas garras similares a cuchillas le acariciaban mortalmente el cuello haciéndole cinco cortes limpios de los cuales cayeron cinco gotas de sangre.

-Lo siento... Lo siento mucho... -Dijo Marie con sus últimas fuerzas mientras dos mares de lágrimas recorrían sus mejillas.-

El búho hizo una incisión en su muñeca cortando diagonalmente sus venas, esos tejidos tan simples y delicados que lo mantenían vivo día tras día.

Entonces, una sexta gota de sangre cayó sobre las otras cinco, poniendo así fin a su dulce venganza...

miércoles, 11 de mayo de 2011

The Owl. Parte I.

La descripción de Búho siempre le había gustado: ''Ave nocturna de presa con garras afiladas y un plumaje suave que le permite un vuelo silencioso...'' Soy el búho... -Susurró para si mismo mientras elegía a su próxima presa.- ...Y mi venganza no ha hecho más que comenzar.

El móvil de Marie Jane, de 38 años, sonó a las 5 y tres minutos, despertándola. Tenían otra terrible noticia que darle:

-Acaban de encontrar el cadáver de Dahlia Johnson, de 39 años, en la piscina de su apartamento. -Le comunicó el inspector Powell.-

Dahlia... Amiga de la infancia de Marie... Ellas dos eran las únicas supervivientes a la retahíla de asesinatos que se habían llevado a cabo normalmente. Dahlia, Penny, Cynthia y Elizabeth, las mejores amigas de la infancia de Marie Jane. Todas estaban muy unidas, se contaban todo tipo de cotilleos y confidencias como por ejemplo quién era el chico nuevo en clase, qué estaba de moda en ese momento, sus grupos preferidos... Al fin y al cabo, no eran más que unas adolescentes en eso que la gente solía llamar ''La edad del pavo''.

Marie ni siquiera se sorpendió con la noticia, sabía que la tragedia llegaría tarde o temprano, Dahlia no iba a correr mejor suerte que las otras tres mujeres. Marie prometió investigar a fondo quién fue el psicópata que llevó a cabo esos terribles asesinatos. Dahlia murió ahogada en su piscina mientras se daba uno de sus chapuzones matutinos, Penny murió en un dudoso accidente de tráfico, según dijeron los forenses, los frenos de su coche estaban manipulados para fallar, desencadenando así el terrible final, Cynthia murió envenenada, en una de sus fiestas del té que tanto acostumbraba a organizar y Elizabeth... Todo apuntó a que fué un suicidio, la encontraron colgada del techo del sótano de su casa, pero Marie sabía que no podía ser un suicidio, esos asesinatos no podían ser coincidencia.

Cuando se quiso dar cuenta ya eran las siete de la mañana pasadas, inmediatamente se preparó un café cargado de azúcar y se puso algo de ropa: Una camiseta blanca de manga corta, una chaqueta de cuero, unos pantalones vaqueros y unas botas fueron parte de su atuendo del día. Marie Jane tenía claro lo que haría esa mañana: Investigar sobre los asesinatos de sus amigas antes de que fuera demasiado tarde y perdiera su oportunidad de hacerlo.

Llegó a la comisaría a las ocho de la mañana aproximadamente y se dirigió rápidamente a la agente que estaba en recepción esa mañana.

-¿Le podría decir al inspector Powell que Marie le quiere ver, por favor?
-Pero... Ahora mismo está reunido y dudo que pueda atenderla, señorita, espere en una de esas butacas de allí, por favor. -Dijo señalando una especie de sala de espera.-
-Oh... está bien, gracias.

Marie estuvo barajando varias hipótesis durante tres cuartos de hora, cuando a las ocho y cuarenta y siete minutos de la mañana el inspector Powell salió de una gran sala con muchos asientos acompañado de unos trece agentes de policía más y dos forenses.

-Vaya... Mira a quien tenemos aquí, la señora Marie Jane Dawson, quién la ha visto y quién la ve... Estás infinitamente más bella que hace diez años.
-Vaya... ¿Y a quién ven mis ojos? Jack Powell, igual de cortés que siempre, no cambiarás nunca... -Dijo Marie con un tono de ironía en su voz.-

Jack y Marie iban juntos a clase en el instituto, junto a las otras cuatro mujeres asesinadas. Jack no evitó querer llevar el caso sobre esos asesinatos, opinaba igual que Marie: No podía ser una simple coincidencia.

-Así que estábais hablando sobre el asesinato de Dahlia y las otras tres chicas -Dijo Marie.-
-Efectivamente. Dahlia Johnson, Cynthia Michaels y Penny Michaels -Eran hermanas gemelas.- y Elizabeth Jackson, de 39 años todas. Tú siempre fuiste la menor de ese grupo... Aunque dentro de dos días cumplirás los treinta y nueve, yo de tí vigilaría seriamente mis espaldas...
-Así no ayuda, inspector, de nada sirve que me meta miedo en el cuerpo, yo también planteé la posibilidad de que yo fuese la siguiente... Y posiblemente la última.
-¿Inspector? Vaya... Me sorprende que me hables con ese respeto, al fin y al cabo nunca nos llevamos nada bien.
-Bueno... Se supone que en algún momento hay que madurar, hecho que al parecer no ha podido asimilar tu cerebro aún. -Dijo Marie un poco enfadada.-
-Bueno... ¿Está aquí para insultarme o para informarse sobre las muertes de sus amigas? -Le dijo Jack a Marie, devolviéndole su muestra de respeto mientras caminaba hacia su despacho con una carpeta en sus manos.- Sígame, por favor.

Llegaron al despacho del inspector Powell, era un despacho bastante grande, con un moderno ordenador, uno de esos aparatos que solo tenía la gente importante por ese tiempo, varias plantas artificiales y un par de estanterías con ficheros ordenados alfabéticamente. Jack cogió los ficheros de las cuatro mujeres y los lanzó sobre su mesa.

-Aquí están, todas las autopsias de los cuatro cadáveres: Dahlia fué encontrada a las cuatro menos cinco flotando sobre su piscina, muerta, después de la llamada de un vecino que vió su cadáver diez minutos antes. Penny se estrelló contra un muro debido a un fallo de los frenos de su automóvil, según parece se partió el cuello y murió al instante sin ningún tipo de dolor. Cynthia murió mientras tomaba el té con su grupo de nuevas amigas -Puesto que se creía una verdadera lady victoriana del siglo diecisiete. Era una persona bastante egocéntrica.- al parecer dió un sorbo y cayó sobre la mesa instantáneamente, pegándose un golpe seco contra ella. Era un veneno bastante efectivo, no tardó mucho en paralizar sus órganos vitales. Y, finalmente, Elizabeth... Ella... Esa chica estudiosa, con una vida brillante por delante aún a pesar de estar rozando los cuarenta, era una importante científica la cual me ayudó en muchos de mis casos... Íbamos a casarnos, ¿Sabe? Y al parecer se quitó la vida... Me parece algo difícil de creer, ¿Qué le parece a usted?
-Opino que es imposible que se quitara la vida, tenía un buen trabajo, un buen marido -Jack frunció el ceño, no se creía que estuviera halagándolo.-, el dinero necesario para vivir tranquila, varias casas, había servido de ayuda en muchos de los asesinatos más importantes... Suena demasiado irónico que se quitase la vida. Además, las cuatro víctimas iban a la misma clase, formaban parte del mismo grupo de amigas y ahora, las cuatro han muerto casi simultáneamente... Y estoy completamente segura de que yo seré la siguiente.

Tras una buena charla de casi tres horas dieron las once y media de la mañana, Marie se puso su chaqueta y volvió a casa, no estaba de humor después de esa sucesión de tragedias que le habían arrebatado a todas las amigas de su infancia y parte de su adolescencia. Nada más llegó a casa colgó su chaqueta sobre un perchero y se tiró sobre su sofá, no parecía haber reparado en el extraño objeto que había delante de su puerta, finalmente lo vió. Era una especie de tarjeta pequeña con un cordel rojo en el cuál había un mensaje escrito con una caligrafía bastante sucia: ''Parece que estás buscándome... Eso significa que ya sabes quién soy, esta podría ser una digna batalla... ¿Qué se siente cuando te arrebatan tu infancia? ¿No te parece una justa venganza? Incluso tendrías que darme las gracias por no haber derramado ni una sola gota de sangre... Aún.''

Esa letra le era curiosamente familiar, no tardó rápidamente en darse cuenta de que era la letra de Mark Davis, un antiguo compañero de clase. Era un chico bastante extraño, silencioso y parecía no tener ningún amigo. Marie Jane y las otras chicas solían meterse con él normalmente, llamándole perdedor y agrediéndole físicamente, ya que él nunca se defendía y las chicas lo tomaron como su pelele rápidamente.

-Así que Mark... Parece que no estaba equivocada... ¿Esta será su dulce venganza? Está bien, adelante, sorpéndeme con tu siguiente asesinato...

Lo que ella no sabía es que una extraña silueta la observaba detenidamente. En su cuello brillaba un curioso objeto: Un collar con un reloj de plata en forma de Búho. Las manecillas contaban el tiempo hasta su final y agonizante venganza...

domingo, 8 de mayo de 2011

A Beautiful Lie.

Todo empezó una mañana de Primavera, cerca de las 11:00 a.m. John estaba en el patio, como acostumbraba a hacer todas las mañanas, aunque no recordaba ese lugar tal y como lo estaba viendo ahora, todo estaba completamente cambiado, ni rastro de lo que antes fué.

-Serán imaginaciones mías. -Pensó John

Entonces, repentinamente, empezó a sentirse fatal y a marearse un poco, avisó a todos sus amigos -Los cuales estaban presentes en ese momento justo delante de él- de que iría a hacer una llamada a su madre para que viniera a por él. A ellos no les impactó mucho, era frecuente que a John le pasaran cosas parecidas, según decían los médicos era ''Por el crecimiento'', aunque muchos otros pensaban que no era más que cuento para librarse de media mañana de instituto... Cuando estaba a punto de llegar a su destino escuchó una voz un tanto familiar gritando detrás suya:

-¡Joooohn!

Era su amiga Ashley, una gran amiga, aunque la conocía desde hacía relativamente poco tiempo, unos... Cinco meses calculó John. A pesar de conocerla desde hacía tan poco, no tardó mucho en enamorarse perdidamente de ella, tenía algún atractivo especial que la hacía diferente sobre las demás chicas... Era amable, podía amansar a la más fiera de las bestias con una sola sonrisa, estaba loca... Oh, y podía despertar a un vecindario entero con sus carcajadas...

-¡¿Cómo que te vas a casa?! -Le dió un gran abrazo- Tú de aquí no te mueves. -Dijo aparentemente enfadada mientras le cogía del brazo y arrastraba de él por ese desconocido lugar.-

Ashley llevó a John a un lugar extraño, en el cual John no recordaba haber estado antes, pero que ella parecía conocer a la perfección.

-Nah, tú no te vas. -Dijo Ashley mientras abrazaba a John otra vez.-

Entonces algo extraño pasó, Ashley apretó sus labios contra el cuello de John, dándole un beso que hizo subirle los colores a John hasta límites insospechados. Luego, le dió un beso en la mejilla y posó su dedo índice sobre la suya como diciendo ''Venga, no te quedes ahí parado como siempre, mira que eres bobo...''. John besó su mejilla, ardiendo por la vergüenza de aquella situación. John se disponía a besar en los labios a su amada cuando le escuchó balbucear algo:

-N-No... No lo hagas... Tengo miedo...

John comprendió que con ese miedo se refería a que esa relación de plena confianza que tenían ahora se acabara rompiendo, como suele pasar entre los seres humanos, en cuanto se dan cuenta de que ya no hay confianza, ni amor, ni ningún tipo de sentimiento del uno por el otro olvidan todo su pasado junto a esa persona, olvidan la felicidad que les dió esa persona... Así de estúpida es la raza humana.

Entonces, todo volvió a la normalidad, John abrió los ojos, tardó en reaccionar unos segundos pero rápidamente se dió cuenta de que era un sueño... Un simple sueño... Eso explicaba esos lugares tan extrañamente familiares, el carácter tan repentino de Ashley aquella mañana y ese beso... Ese beso que, a pesar de formar parte de una ficción, le hizo querer volar hacia los cielos de la mano de su amada, sin darle importancia a ningún problema... Quizá esa fuera la vez en la que estaría más cerca de los labios de Ashley, pero a pesar de que fuera mentira, fué una bella mentira.