jueves, 1 de marzo de 2012

Camelia Blossom, capítulo 3.

-En fin, qué buen día hace, ¿no?
-¿Es que estás ciego, Aki? Si está a punto de ponerse a llover.
-Ya, pero no sabía que decir.
-Oh, bueno, yo estoy igual...

Allí estábamos, sentados el uno al lado del otro, sin saber qué decir como dos completos estúpidos. Nos pusimos a hablar de temas diversos de los cuales siempre hablábamos. "Oh, ¿ya has visto el último capítulo de ese anime?", "¿Qué tal fue la semana?", "¿Nunca has escuchado éste grupo de música? ¡Me encanta!" entre muchos otros. Así estuvimos durante 45 minutos.

-Quizá deberíamos de irnos ya, está empezando a hacerse de noche y los demás nos estarán buscando.
-¿Eh? Ah, sí, vale...

En realidad deseaba decirle "No, yo quiero quedarme aquí contigo todo el tiempo posible, porque realmente me siento feliz estando cerca tuya", pero simplemente no podía.

Volvimos con los demás y Midori volvió a cogerme del brazo para retirarme a un lado y hablar conmigo.

-Eh, ¿qué habéis estado haciendo tanto tiempo vosotros dos solos? ¿De qué hablábais? Cuéntamelo todo.
-¿Cómo que qué hemos estado haciendo? Nada, hablar un poco de todo, como siempre.
-Oh, venga, ¿en serio? Me decepcionas, ¿así piensas avanzar y arreglar todo lo que hiciste?
-¡Oye, es muy fácil decirlo! Ella tiene novio.
-El cual parece que ni exista.
-Bueno, ¿y qué? Él sigue ahí, no puedo hacer nada, simplemente no sería correcto por ejemplo si ahora besara a Rin, aunque lo desee con todas mis ganas y sabiendo que ella no lo iba a despreciar...
-Sólo digo que ahí parado no vas a hacer nada, está muy bien el cuento de que os entendéis a la perfección, de que sois los mejores amigos del mundo y chorradas de las tuyas, pero si no haces nada, créeme que nada va a acabar bien.
-P-Pero... Yo sólo intento no dañarla... Simplemente no debería... -Una lágrima bajó por mi mejilla.
-Oye, ahora no te me pongas a llorar, tampoco creo que sea para tanto. Yo sólo digo que si no le expresas lo que sientes podrían haber malentendidos, más aún, y eso no nos gustaría a nadie...

En ese momento recordé algo que me dijo Akako, mi otra mejor amiga, en una ocasión "Escucha, si no podemos expresar nuestros sentimientos, ¿de qué nos sirve tenerlos?", y la verdad es que tiene mucha razón. No entiendo muy bien el por qué, pero pensaba que decirle lo que sentía por ella en ese momento era algo rastrero, que sería una especie de interferencia en su vida. En seguida comprendí que es algo humano, casi una necesidad y que dejar de ser sincero con mis sentimientos, como siempre había sido, sería un error. Matsumoru no debía de ser una especie de contención de mis sentimientos, y que me parta un rayo si ser sincero es irrespetuoso...

-Bien, ¿sabes qué? Tienes razón -Dije mientras me secaba los ojos con mi camiseta-, hablaré con ella.
-Eso me gusta más. ¡Ánimo! ¿Con quién estaría mejor Rin que contigo?
-Pues con cualquiera, ¿no?
-No seas estúpido.

Volví a abrazar a Kimura mientras me hacía a la idea de que tenía que hablar con ella. aunque no fuese estrictamente necesario, vendría bien para evitar malentendidos. A los veinte minutos, como era de esperar, empezó a llover. Ninguno llevábamos paraguas ni nada con qué taparnos, así que nos despedimos rápidamente y nos fuimos todos a nuestras casas. Yo decidí acompañar a Rin a la suya, tratando de taparla como podía para que no acabase empapada.

-¡Estúpido, vete a tu casa! ¡Vas a coger un catarro!
-Podré vivir con ello -Sonreí.
-Pero... Pero... ¡Me sabe mal! No deberías de acompañarme.
-Oye, oye, ¿no recuerdas que tengo que proteger a mi hermana pequeña no importa qué? Al fin y al cabo "no es más que una chica indefensa"
-Cállate -Dijo Kimura entre risas.

Por fin, llegamos al portal de su casa y nos refugiamos para no mojarnos más.

-Por dios, mírate, ¡estás empapado!
-Es lo que suele pasar cuando tratas de tapar a una enana para que no se moje.
-No deberías haberlo hecho.
-No me arrepiento de ello.
-En fin, no tienes remedio... -Dijo algo sonrojada- Bueno, entonces, ¿querías algo? ¿o simplemente me has acompañado sin ningún motivo?
-Hm... Un poco de todo, pero sí, esta vez sí que querría hablar contigo.
-Sí, claro...
-Yo... Eh... Cómo decir esto... Sabes qué siento por ti, ¿verdad? Ya sabes, sólo mírame a los ojos, y...
-Por supuesto que lo sé, habría que estar ciego para no darse cuenta. Simplemente... Tienes que comprender que no es fácil... En esos términos, las cosas han ido mal entre nosotros, no una, sino dos veces, y como es lógico, la confianza va desapareciendo y el miedo nace... Y eso es lo que nos separa a día de hoy, miedo, una gran barrera de miedo e inseguridad. Aparte, tienes que entender que estoy con Matsumoru, y yo no podría, así sin más...
-Sí, lo sé, lo tengo en cuenta... Sé que no es fácil, pero... Simplemente eso, quería que tuvieses en cuenta que... Te amo.
-Claro que lo tengo en cuenta, siempre lo tuve en cuenta, simplemente será difícil volver a creer en ello una tercera vez, no mientras esa barrera siga ahí, separándonos. Además, me mantengo en que estoy con Matsumoru y no tengo intención de dejarlo.
-S-Sí, claro, comprendo.
-Oye, espérame un momento, ya vuelvo.

Kimura Rin entró en su casa y volvió a salir con una toalla y un paraguas.

-Creo que necesitarás esto -Dijo alcanzándome el paraguas-, está lloviendo mucho y no parece que vaya a parar... Y ten, sécate el pelo, estás tiritando.
-N-No hacía falta. Gracias de todos modos.
-Tampoco hacía falta que me acompañaras a casa, ¿no? Y aún así lo hiciste.
-Touché.
Cogí la toalla y empecé a frotarla contra mi cabello para secarme.
-Lucharé y esperaré. -Dije mientras seguía secándome el pelo.
-¿Eh?
-Eso, lucharé y esperaré. Haré lo que haga falta para poder derribar ese miedo que nos separa, y esperaré hasta que la situación sea más óptima. Entonces, estaremos juntos.
Le devolví la toalla.
-Recuerda esa leyenda que nos gustaba tanto de pequeños, "todos vivimos atados a otra persona por mediante de un hilo rojo, y esa será la persona con la que pasarás el resto de tu vida, siendo completamente inseparables."
-Por supuesto que la recuerdo, y la tengo en cuenta -Sonrió.
-Entonces... Seremos más inseparables que nunca. -Le dije mientras extendía mi meñique hacia ella.
-Sí, claro, pinky promise -Dijo agarrando mi meñique con el suyo- Ahora deberías de irte, se está haciendo tarde y si llegas tarde te reñirán.
-Ah, sí. Mañana nos vemos pues.
-Así será.

Abrí el paraguas y me dirigí hacia mi casa. Tenía 15 minutos de camino asegurados, y no podía dejar de darle vueltas a algo: Ella... ¿realmente me sigue amando? ¿de verdad estaremos juntos durante toda la eternidad? Ojalá así sea...

No hay comentarios:

Publicar un comentario